Aquel sábado los discípulos de Jesús lloraron su muerte. El evangelista
Lucas nos trasmite; que “las mujeres volvieron a casa y prepararon aromas y
mirra. Y el sábado descansaron según la ley” (Lc23, 56).
Y junto al sepulcro, la guarida romana que habían colocado allí
vigilaba el lugar para asegurarse de que nadie robara el cuerpo de Jesús.
Hoy es un día de reflexión y de oración en el que los cristianos
vivimos en tierra de nadie, nos encontramos como desalentados al igual que los discípulos
y María. Por ello hoy es un día en el que meditamos sobre todo lo ocurrido pero
desde la esperanza y la fe teniendo tiempos de silencio.
¿Qué haces tú hoy sábado santo?
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