Mi amigo tenia una
casa pequeña pero a la vez grande en la que todos tienen un lugar si lo desean;
en ella siempre había alegría y flores en la puerta. A todos ayudaba.
Mi amigo nunca
quiso mal a nadie, llevaba nuestras penas.
Mi amigo nunca tuvo
nada suyo, sus cosas eran nuestras.
El nombre de mi
amigo era Jesús. La herencia de mi amigo es la vida y el amor.
Él nos deja una
enseñanza para cada momento; concretamente hoy nos dice:
“Al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene,
se le quitará hasta lo que tiene”.
Por esas y muchas de sus enseñanzas; Algunos no quisieron a mi amigo y le echaron de la tierra. Pero los sencillos y los humildes lloraron su
ausencia.
Mi amigo y sera el
tuyo si tu quieres, nos hace una invitación...
Ir de nuevo en su
busca.. construyamos otra casa, aunque sea más pequeña, donde comamos el pan y bebamos
el vino.
Donde le
encontremos, donde quepamos todos y sigamos sus huellas esas del caminar
cotidiano, esas que dan vida.
¿Te animas a ir en
su busca?
¿Apuestas por una vida distinta, mirando a los humildes y sencillos?
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